JOHN STOTT - LA BIBLIA Y LA VIDA CRISTIANA

HOLA, LO PROMETIDO ES UNA DEUDA Y AQUI ESTAMOS CON EL MATERIAL DE JONH STOTT
LO COMPRE HACE UNOS 2 MESES Y QUISIERAMOS COMPARTIRLO CON TODOS NUESTROS VIVITANTES, PASTORES , MIEMBROS DE IGLESIA Y AMIGOS
La Biblia y la Vida Cristiana DVD
Seis sesiones penetrantes del reconocido pensador cristiano John R. W. Stott que se enfocan en áreas centrales a la fe y la vida cristianas. Stott arroja luz sobre la autoridad de la Biblia, la naturaleza de «autoría dual» de la Biblia, la interpretación bíblica y el problema de la cultura, desarrollando una mente cristiana y produciendo un impacto en la sociedad.
En este plan de estudio de seis sesiones en DVD, el autor y pastor John R. W. Stott, recientemente designado como una de las cien personas más influyentes en el mundo por la revista Time, se enfoca en áreas claves de las creencias cristianas en su estilo típico, claro, balanceado, basado en la Biblia e intelectualmente riguroso.
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PARA EL LUNES ESTARA EL FOLLETO ESCANEADO, BENDICIONES Y POR FAVOR APROVENCHENLO Y AGRADEZCAMOS A DIOS POR ESTAS OPORTUNIDADES PARA COMPARTIR

La Excelencia de Jesucristo – John Piper

Tomado de: http://descubriendoelevangelio.es/

viernes, 30 de octubre de 2009

FALSAS VERDADES!!

Estando viendo el blog de un amigo querido que es Hattori Hannzo de Pásele Marchanta me llamaron la atención los banners que puso el cual al cargarse la pagina va cambiando, y me llamo la atención por las falsas verdades que exponen los citados, son falsas por que tratan de enseñar y verdades porque ellos mismos las dijeron, mírenlas y comenten que piensan.

....

Si no han visto ese video se los recomiendo, en ese video este Apostol motiva a poner la fe en sus afiches (pañuelos) para provocar sanidades, entre muchas barbaridades.

Eso es fruto??

Los catolicos y otras religiones le cantan a Dios y no lo conocen!!


Cuando mezclamos a Dios con nuestra LOCURA hacemos un desastre, Cuando mezclamos a Dios con nuestra LOCURA hacemos un desastre, o dejamos al mundo por completo o el mundo nos toma por completo!!


En pocas Palabras, SOMOS DIOSES!!!

Solo la palabra de Dios es creativa, lo demas es FE en EL!!



Ese es el anhelo de Jesús, que fuéramos diferentes al mundo, porque esperar un avivamiento, no será mas bien que necesitamos ARREPENTIMIENTO?!



JUDAS tambien era un tesorero A MUCHA HONRA!!



Pobre Dios de Cash Luna, necesita que lo amen,
su Dios necesita del hombre para poder existir!!

1Timoteo 1:3-7

Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina,ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora.
Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida, de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería, queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman.

lunes, 19 de octubre de 2009

viernes, 9 de octubre de 2009

La Parabola de las 10 Virgenes

La Parábola de las 10 Vírgenes – Parte 1


Querido amigo, en la serie anterior comencé a desglosar el sentido más profundo que, desde mi punto de vista, tiene la parábola de las diez vírgenes.
En ésta, observaremos al resto de las personas, para ver cuál es su posición a la luz de la palabra profética.
Como el Señor Jesús dirigió esta parábola a sus discípulos (Mateo 24:3 en adelante), cuestionémonos primeramente:

¿Cómo qué deben ser vistos los discípulos?


El Señor Jesús exhortó a sus discípulos: "Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir." (Mateo 25:13). En mi opinión, los discípulos, en este contexto del Sermón del Monte, representan la condición del pueblo judío en el tiempo inmediatamente anterior al establecimiento del reinado de Jesucristo.

En ese momento los discípulos aún no representan a la Iglesia, por lo tanto tampoco a la desposada del esposo que ha de regresar sino, antes bien, a las vírgenes, o sea a los que del pueblo judío han de ser invitados a la fiesta de bodas. Esto se puede ver claramente en Mateo 9:14-15: "Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán." Aquí el Señor no describe a los discípulos como a la esposa, sino como a los invitados de la fiesta de bodas, pues aún no se trataba de la Iglesia sino de Israel. Más tarde, los apóstoles, efectivamente, pusieron el fundamento de la Iglesia, pero aquí aún son un símbolo del pueblo judío en los tiempos finales. Ellos aún se encontraban en el umbral entre el antiguo y el nuevo pacto.

Ahora bien estimado amigo: ¿A quién se refieren las diez vírgenes?


"Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo… Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!" (Mateo 25:1.6). En el Antiguo Testamento existe un interesante paralelismo de esta parábola, lo encontramos en Amós 5:2- 4: "Cayó la virgen de Israel, y no podrá levantarse ya más; fue dejada sobre su tierra, no hay quien la levante. Porque así ha dicho Jehová el Señor: La ciudad que salga con mil, volverá con ciento, y la que salga con ciento volverá con diez, en la casa de Israel. Pero así dice Jehová a la casa de Israel: Buscadme, y viviréis".
Es como si la Biblia aquí ya hablara, simbólicamente, sobre la condición de Israel en los últimos días, en los que ya sólo habrá "diez vírgenes" y de las cuales sólo cinco serán prudentes. Se trata del juicio que sobrevendrá al pueblo judío, en el regreso glorioso de Jesucristo para el establecimiento del reino mesiánico. Las diez vírgenes de la parábola de Jesús representan a Israel al final del tiempo de tribulación, a la medianoche, cuando el Señor venga por segunda vez. También describen la división dentro del pueblo judío y el juicio sobre Israel. La parábola de las ovejas y los cabritos (Mateo 25:31 en adelante), en cambio, trata sobre la separación entre las naciones y el juicio sobre ellas.

Entre tanto que la Iglesia, como esposa unida a Jesús, está en el cielo, Israel recibe en la tierra la invitación a la cena de bodas, es decir a la entrada del reino mesiánico venidero. También en este caso encontramos una maravillosa ilustración en el Antiguo Testamento: "He aquí es la litera de Salomón; sesenta valientes la rodean, de los fuertes de Israel. Todos ellos tienen espadas, diestros en la guerra; cada uno su espada sobre su muslo, por los temores de la noche. El rey Salomón se hizo una carroza de madera del Líbano. Hizo sus columnas de plata, su respaldo de oro, su asiento de grana, su interior recamado de amor por las doncellas de Jerusalén. Salid, oh doncellas de Sion, y ved al rey Salomón con la corona con que le coronó su madre en el día de su desposorio, y el día del gozo de su corazón. He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí que tú eres hermosa; tus ojos entre tus guedejas como de paloma; tus cabellos como manada de cabras que se recuestan en las laderas de Galaad" (Cantares 3:7-11; 4:1). Aquí se nos ilustra lo siguiente:


• Salomón es imagen del rey que ha de volver, de Jesucristo, el esposo que vendrá para tomar posesión de su trono real en Jerusalén y para presentar a su esposa, que es la Iglesia.

• Los valientes armados con espadas, alrededor de él, son las huestes que le siguen.
• Las doncellas de Sion, las que deben salir, son una imagen de las vírgenes que han de ir al encuentro del Señor.


• El día de la boda, describe que él ha venido al banquete de bodas.
• Luego se describe la hermosura de la esposa (Iglesia) El Señor se la presenta a su pueblo.

Durante el tiempo de tribulación, o bien la "angustia de Jacob", aumentará mucho en Israel la esperanza por la venida del Mesías. 144.000 judíos serán sellados (Apocalipsis 7:4-8). Los "dos testigos" (Apocalipsis 11:3 en adelante) y los "siervos fieles y prudentes" (Mateo 24:45-51), en estas horas de la noche de la tribulación, clamarán: "¡Aquí viene el esposo!" Muchos creerán y, basándose en la Palabra de Dios, sabrán que la venida del Mesías es inminente. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento encontrarán las directivas.

Los judíos mesiánicos en Israel, hoy en día ya contribuyen con este clamor a la medianoche. En el quincuagésimo cuarto día de la Independencia del Estado de Israel, sus iglesias publicaron, en el mayor de los diarios, una alentadora exhortación, cuyas palabras finales decían lo siguiente: "Según las profecías del Antiguo y Nuevo Testamento, los creyentes judíos mesiánicos creemos que Jesús, el hijo de David, es el Mesías de nuestra justificación y salvación. Cuando apareció por primera vez, hace 2000 años, cumplió con el cometido de salvador personal, a través del sacrificio de su sangre, que perdona los pecados. Y cuando aparezca por segunda vez, en un futuro cercano, cumplirá la prometida salvación nacional de nuestro pueblo."

Pero, estimado amigo, no todas las personas del pueblo judío estarán preparadas para el día de la redención. Porque de la misma manera como hay un siervo fiel y prudente y otro malo, así también hay vírgenes prudentes y otras insensatas. En esta última parábola, el Señor demuestra cuál es la diferencia: el aceite, imagen del Espíritu Santo que habita en la persona.

Parte 2

Estimado amigo, ¿Cuáles de las vírgenes son "prudentes" y cuáles "insensatas"?
Las vírgenes prudentes son las que en el tiempo de la Gran Tribulación se dejan renovar completamente por el Espíritu Santo.


Siguen al Señor en completa obediencia, se dejan guiar por la Palabra de Verdad y no se manchan. Una imagen de esto son los 144.000 judíos sellados, de los cuales está escrito: "Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios" (Apocalipsis 14:4-5). En el Comentario del Nuevo Testamento de William MacDonald, dice: "Son descritos como "vírgenes", como aquellos que "no se contaminaron con mujeres". Ellos se mantuvieron alejados de la tremenda idolatría e inmoralidad de la época, y siguieron al Cordero en absoluta obediencia y entrega. Pentecost dice: "Serán las primicias para Dios y el Cordero, es decir que son la primera cosecha del tiempo de tribulación, que entrará al reino milenial para poblar entonces la tierra." Ellos no aceptaron las mentiras del Anticristo, no aceptaron adorar a un hombre. Fueron "sin mancha", en lo que a su testimonio para Cristo respecta."


Las vírgenes insensatas, querido amigo, también esperan al esposo, pero no se dejaron renovar. Por el contrario, se dejaron engañar por la mentira. ¿Cómo reconocemos eso? Debido a su evidente relación con los vendedores: "Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta" (Mateo 25:8-10). La ida hacia el puesto de los vendedores pasó a ser la perdición para las insensatas. No se menciona que hayan vuelto con más aceite o con más luz.


Ahora bien: ¿Quiénes son "los que venden"?
El libro de Zacarías culmina con la singular frase: "… no habrá más mercaderes abusivos en el templo de Señor de los ejércitos" (Zacarías 14:21, La Biblia al Día).


En los tiempos bíblicos, los mercaderes tenían fama de ser astutos, sacar ventaja y engañar. Dios dijo, a través del profeta Oseas: "... mi pueblo es como los comerciantes astutos empleando balanzas deshonestas para sus ventas, le gusta defraudar" (Oseas 12:7, La Biblia al Día). Y el evangelista Mateo relata: "Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas" (Mateo 21:12). Con esto, vemos lo cerca que puede estar el engaño del santuario.


Querido amigo, en los tiempos finales aparecerán muchos embusteros en Israel y a muchos engañarán: "… se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos" (Mateo 24:24). "Comerciarán", por así decirlo, con el nombre y la persona de Jesucristo. Por eso, el Señor advierte: "Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis" (versículo 26).


Puedo imaginarme que las vírgenes insensatas son una imagen de los muchos que en los tiempos finales, en Israel, caerán en los lazos de estos embusteros. Estos ciertamente hablarán de Cristo (versículo 23), pero no le darán el crédito que merece, sino que con palabras devotas los engañarán para su propio provecho y nunca los guiarán hacia el nuevo nacimiento.


Las vírgenes insensatas tienen la Palabra inspirada por el Espíritu Santo (2 Corintios 4:4; Salmo 119:105), pero no nacieron de nuevo a través del mismo. Tenían lámparas, pero no tenían aceite en sus vasijas.
Para la verdadera redención, hace falta algo más que una simple profesión de fe: Se requiere una renovación real por medio del Espíritu Santo.

Ahora bien estimado amigo, en Mateo 25:10-12 leemos: "… y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco." Con buenas obras uno no puede ganarse el "aceite del Espíritu", solamente se adquiere a través de Jesucristo. No todos los del pueblo judío podrán ingresar a la bendición del reino mesiánico, muchos serán excluidos. Mateo 22:11-13 hace alusión al respecto: "Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes." También en Ezequiel 20:37-38 se habla acerca de una separación del pueblo de Israel: "Os haré pasar bajo la vara, y os haré entrar en los vínculos del pacto; y apartaré de entre vosotros a los rebeldes, y a los que se rebelaron contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los sacaré"(Mateo 24:31), mas a la tierra de Israel no entrarán; y sabréis que yo soy Jehová."


Los falsos profetas, falsos Cristos, y engañadores, o bien vendedores, mencionados en Mateo 24:5.11.24-26, serán excluidos. Ciertamente hablan de Cristo, pero no son de los suyos. También es cierto que dicen: "Señor, Señor", hacen señales y prodigios, pero él les dirá que no los conoce (vea Mateo 7:15-23). Lo mismo se dice con respecto a las cinco vírgenes insensatas, ellas reciben por respuesta un "… no os conozco" (Mateo 25:12). Dios juzgará a los falsos profetas: "Estará mi mano contra los profetas que ven vanidad y adivinan mentira; no estarán en la congregación de mi pueblo, ni serán inscritos en el libro de la casa de Israel, ni a la tierra de Israel volverán; y sabréis que yo soy Jehová el Señor" (Ezequiel 13:9). El Señor tendrá que decirles: "… no os conozco".


A simple vista parecería no haber diferencia, pero el Señor hará separación entre oveja y oveja: dice la palabra de Dios: "Yo salvaré a mis ovejas, y nunca más serán para rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja. Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor" (Ezequiel 34:22-23).

Continuara

Arqueologia Biblica de la Santidad


Pastor Gustavo Alvarez
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Bendiciones y Saludos desde la Mesa 3

miércoles, 7 de octubre de 2009

¿Pretendes vivir en moralidad mínima? - Tim Conway

Doctrina de la Inhabilidad Absoluta del Hombre



"y no queréis venir a mí para que tengáis vida" Jn. 5:40

Este versículo, entre muchos otros, ilustra lo que se ha denominado como "Depravación total del hombre", o como algunos la llaman actualmente, "Inhabildad Absoluta del hombre". Esta doctrina nos dice que el hombre es absolutamente incapaz de buscar a Dios por su propia voluntad, ya que en su estado de criatura caída su corazón está completamente esclavizado al pecado (Jn. 8:34). Luego, sus deseos también estarán inclinados al pecado, y será por tanto aborrecedor de Dios en su estado natural (Ro. 1:30; Tit. 3:3; Col. 1:21).

La Biblia sostiene la depravación total del hombre, y por tanto su incapacidad absoluta para escoger a Dios sin que éste último realice previamente una obra espiritual en que transforme su naturaleza caída. En términos bíblicos, le deben ser dados “oídos para oír”, y se le debe conceder de parte de Dios el arrepentirse y creer.

Por cierto, es necesario aclarar que el hombre sí fue creado con la libertad de escoger a Dios o al pecado. Lo que sometió al hombre a la esclavitud del pecado y por tanto una depravación total de su ser es precisamente el hecho de haber escogido el pecado antes que obedecer a Dios, pudiendo haberlo hecho. Es el estado de criatura caída lo que pulverizó nuestra capacidad natural para escoger obedecer a nuestro Creador, siendo necesario que este último realice una transformación en el corazón del hombre mediante la obra santificadora del Espíritu Santo (I P. 1:2; Tit. 3:5; Ef. 2:5-6).

De otro lado, aunque Adán no fue predestinado a pecar, esta acción no escapó del conocimiento de Dios, quien la permitió y consintió en su acaecimiento, pese a no haberla determinado. En el universo de un Dios soberano, todo acontecimiento debe ser permitido por Él. De otra forma habría algo que escapa a su control, y eso es inconcebible para el Dios de las Escrituras.

Hechas estas aclaraciones, veamos otros versículos en que se demuestra palmariamente la depravación total del hombre:

“Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron” (Ro. 5:12 NVI).

“Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre” (Sal. 51:5 NVI).

“Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad” (I Jn 1:8 NVI).

"el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud" Gn. 8:21

"Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?" Jer. 17:9


En los pasajes recién citados se expone la esclavitud del hombre al pecado. Somos concebidos en pecado y durante nuestra vida cometemos transgresiones a cada momento, siendo imposible negar tal situación. Cualquiera de estas transgresiones por sí sola significa violar toda la ley de Dios, dado que “... el que cumple con toda la ley pero falla en un solo punto ya es culpable de haberla quebrantado toda” (Stg. 2:10 NVI). En este sentido, nos encontramos en una esclavitud ineludible respecto del pecado, y es un hecho que dicha servidumbre afecta todo nuestro ser, incluyendo nuestra voluntad, como lo ilustran los siguientes versículos.

“En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados, en los cuales andaban conforme a los poderes de este mundo. Se conducían según el que gobierna las tinieblas, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia. En ese tiempo también todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra propia voluntad y nuestros propósitos. Como los demás, éramos por naturaleza objeto de la ira de Dios” (Ef. 2:1-3 NVI, cursivas nuestras).


“En otro tiempo también nosotros éramos necios y desobedientes. Estábamos descarriados y éramos esclavos de todo género de pasiones y placeres. Vivíamos en la malicia y en la envidia. Éramos detestables y nos odiábamos unos a otros” (Tit. 3:3 NVI).

“Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría. Por estas cosas viene el castigo de Dios. Ustedes las practicaron en otro tiempo, cuando vivían en ellas. Pero ahora abandonen también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno” (Col. 3:5-8 NVI).

“[…] como estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el conocimiento de Dios, él a su vez los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo que no debían hacer. Se han llenado de toda clase de maldad, perversidad, avaricia y depravación. Están repletos de envidia, homicidios, disensiones, engaño y malicia. Son chismosos, calumniadores, enemigos de Dios, insolentes, soberbios y arrogantes; se ingenian maldades; se rebelan contra sus padres; son insensatos, desleales, insensibles, despiadados. Saben bien que, según el justo decreto de Dios, quienes practican tales cosas merecen la muerte; sin embargo, no sólo siguen practicándolas sino que incluso aprueban a quienes las practican” (Ro. 1:28-32 NVI, cursivas añadidas).

Después de todo esto la pregunta es: ¿Puede una criatura sumida en tal naturaleza responder positivamente al evangelio sin una obra previa del Espíritu Santo que transforme su corazón pecaminoso? ¿Puede la misma criatura expuesta en los textos buscar a Dios por sí misma?

El hombre es tan capaz de darse cuenta de su paupérrimo estado como el pez es capaz de percatarse de que está mojado. Nuestro entendimiento natural es incapaz de comprender el evangelio sin la obra santificadora del Espíritu Santo. Tal como no podemos llegar a la Luna caminando desde la tierra, es imposible que de nuestro corazón corrupto brote la fe genuina. Es necesario primero que “el Hijo nos liberte”, como se ha expuesto en las citas.

“Pero si nuestro evangelio está encubierto, lo está para los que se pierden. El dios de este mundo ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Co. 4:3-4 NVI).

“El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente” (I Co. 2:14 NVI).

Para referirse al que no tiene el Espíritu (“el hombre natural”), en el griego se utiliza el término “ψυχικς” (psiquikós), en oposición al hombre “espiritual”, donde se utiliza el vocablo “πνευµατικς” (pneumatikós), que proviene de “πνευµα” (pneuma), que a su vez puede significar tanto “espíritu” como “viento” o “aire”.

Este pasaje deja en claro que el hombre en su estado natural o “psíquico”, no puede entender las cosas espirituales. Está inhabilitado para ello, no forma parte de sus capacidades naturales, y es imposible adquirirla por medios humanos (vv. 6, 13). Por el contrario, es Dios quien ha de darnos entendimiento:

“Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido […]

Nosotros, por nuestra parte, tenemos la mente de Cristo” (I Co. 2:12, 16 NVI).

“Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras” (Lc. 24:45 NVI). Ver también v. 31.

“Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que respondiera al mensaje de Pablo” (Hch. 16:14 NVI).

“También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero” (I Jn. 5:20a NVI).

“—De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús” (Jn. 3:3 NVI, cursivas nuestras).

Cuando afirmamos que el hombre natural tiene como facultad el escoger libremente a Cristo, estamos diciendo que un hombre que no ha nacido de nuevo (“νωθεν”, “ánothen”, lit. “desde arriba”) puede ver (entiéndase “con ojos para ver”) y escoger al Rey que tiene el reino como posesión, lo que es absolutamente imposible. En términos de Ezequiel 36:26-27, se estaría diciendo que el corazón de piedra se vuelve corazón de carne sin la obra de Dios, sino por voluntad humana.

“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera […]

Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero […]

Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero […]

Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre” (Jn. 6:37, 39, 44, 65 RVR).

El pasaje anterior es uno de los más reveladores en cuanto a la incapacidad natural del hombre para ir a Cristo, a menos que el Padre haga la obra. Por ello, merece un análisis pormenorizado:

a) Contiene un negativo universal, cual es, “ninguno”. Es la traducción de la palabra griega “οδες” (“oudeís”), que es exactamente la misma que utiliza Jesús en Jn. 14:6 cuando dice “nadie viene al Padre, sino por mí”. De esta forma, tal como nadie puede ser salvo sino por Jesucristo, ninguno puede venir a Cristo si el Padre no le trajere.

b) “Ninguno puede”. La palabra griega para “puede” es “δύναται” (dúnatai), y se refiere a la capacidad, habilidad o aptitud para algo. Es decir, se está afirmando en este pasaje que nadie tiene la capacidad –o nadie es apto- para ir a Cristo.

c) “si”, o “a menos que”. Es una cláusula de excepción, es decir, introduce una excepción. En este caso, Jesús establece un prerrequisito para que alguien pueda ir a Él, una condición sine qua non, una cosa cuya ocurrencia es necesaria para que otra cosa pueda acontecer.

d) Lo que tiene que acontecer es que le sea dado del Padre (v. 65), o que el Padre le traiga (v. 44), que para estos efectos es lo mismo. Es el Padre quien debe habilitar o capacitar al hombre para que pueda ir a Cristo. La palabra griega usada en el v. 44 para “traiga” es una conjugación del verbo “λκύσω” (helkyso), que significa literalmente “compeler mediante superioridad irresistible”. Para ilustrar sobre la fuerza del concepto, veamos en qué otros pasajes se utiliza el mismo verbo (se destacará en cursivas):

“¡Pero ustedes han menospreciado al pobre! ¿No son los ricos quienes los explotan a ustedes y los arrastran ante los tribunales?” (Stg. 2:6 NVI).

“Cuando los amos de la joven se dieron cuenta de que se les había esfumado la esperanza de ganar dinero, echaron mano a Pablo y a Silas y los arrastraron a la plaza, ante las autoridades” (Hch. 16:19 NVI).

“—Tiren la red a la derecha de la barca, y pescarán algo.

Así lo hicieron, y era tal la cantidad de pescados que ya no podían sacar la red” (Jn. 21:6 NVI).

¡La palabra utilizada en Jn. 6:44 es la misma que en otros versículos se traduce “arrastrar”! ¡La misma fuerza y vehemencia que se utiliza para arrastrar a un reo a tribunales, o la que se utiliza para sacar una red llena de peces desde el mar es la que tiene que ejercer Dios en el hombre para que pueda ir a Cristo!

Este solo pasaje basta para terminar para siempre con la doctrina del libre albedrío. Aceptar las implicaciones de esta última equivale a decir que lo que afirma este pasaje es mentira, al igual que todos los citados hasta el momento. Como dato curioso, cabe hacer notar que en la actualidad, si alguna persona comete un delito bajo una fuerza como la utilizada por Dios para atraer a alguien a Cristo, lo más probable es que sea declarado inocente, puesto que su acción no es considerada libre por el ordenamiento jurídico. Tal persona equivale a un objeto inanimado, puesto que su voluntad no tuvo concurrencia alguna en el hecho.

Entonces, el prerrequisito para la salvación es la obra santificadora del Espíritu Santo, que es condición necesaria para la fe. Lo que nos habilita para ir a Cristo es la obra de gracia del Padre, nunca será la obra de la carne. Así se ve confirmado por los siguientes pasajes:

“Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Jn. 3:6 RVR).

“Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.

Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.

Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Ro. 8:5-7 RVR, cursivas nuestras).

Decir que podemos elegir a Cristo sin una obra previa y soberana del Espíritu es equivalente a decir que no sólo podemos agradar a Dios desde la carne (lo que ya contradice el texto), sino que obtenemos salvación eterna mediante una decisión que tomamos en la carne ¡Pero la Biblia nos dice que en la carne no nos podemos sujetar a la ley de Dios, ni tampoco podemos agradarle! Es la obra del Espíritu la que nos habilita para pensar en las cosas del Espíritu y la que nos permite agradar a Dios. Así, dice el v. 8 “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”. A Él exclusivamente corresponde toda la gloria de nuestra salvación.

En suma, y en relación con todo lo dicho anteriormente, esto es lo que declara la Biblia respecto del hombre natural:

“Ya hemos demostrado que tanto los judíos como los gentiles están bajo el pecado. Así está escrito:
«No hay un solo justo, ni siquiera uno;
no hay nadie que entienda,
nadie que busque a Dios.
Todos se han descarriado,
a una se han corrompido.
No hay nadie que haga lo bueno;
¡no hay uno solo!»
«Su garganta es un sepulcro abierto;
con su lengua profieren engaños.»
«¡Veneno de víbora hay en sus labios!»
«Llena está su boca de maldiciones y de amargura.»
«Veloces son sus pies para ir a derramar sangre;
dejan ruina y miseria en sus caminos,
y no conocen la senda de la paz.»
«No hay temor de Dios delante de sus ojos.»” (Ro. 3:9-18 NVI, cursivas nuestras).

Después de estos diáfanos pasajes, quien afirme que el hombre puede buscar a Dios por sí mismo en su naturaleza corrompida, sin una obra previa santificadora por parte del Espíritu Santo, que brinde entendimiento sobre los asuntos espirituales y conceda el arrepentimiento verdadero y la fe genuina, debe tener claro que está contradiciendo texto expreso, y debe asumir que se ha apartado de la verdad escritural. Los textos han hablado por sí solos.