JOHN STOTT - LA BIBLIA Y LA VIDA CRISTIANA

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PARA EL LUNES ESTARA EL FOLLETO ESCANEADO, BENDICIONES Y POR FAVOR APROVENCHENLO Y AGRADEZCAMOS A DIOS POR ESTAS OPORTUNIDADES PARA COMPARTIR

La Excelencia de Jesucristo – John Piper

Tomado de: http://descubriendoelevangelio.es/

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Las Cinco Leyes Espirituales Reformadas.

Por Paul Washer

Una persona nos envio hace tiempo este correo, gracias por enviarlo, no recuerdo quien fue. Espero que lo lean hasta el final, muchas gracias por visitar el blog.

El Evangelio que prevalece en América hoy en día raramente es realmente un Evangelio. Es una versión barata y diluida que es útil para fabricar roles de miembros, pero no bueno para edificar el Reino de Dios. Lo que declara sobre el hombre es tan cuidadoso que no ofende a nadie. Lo que declara de Dios es tan limitado que no molesta a nadie. Lo que demanda es tan poco que resulta en pequeñas convicciones, no causa un apartarse del pecado y no hace un llamado a la disciplina comprometida. Si el Cristianismo en América se ha de recuperar de esta enfermedad que la ha postrado en cama, entonces debe primero recuperar el evangelio que fue una vez predicado por Jesucristo y los apóstoles.

Debe recuperar el evangelio que siempre es gratis, pero nunca barato. Debe aprender un Evangelio que es más que una decisión humana, y que en cambio es el gran poder de Dios. Debe predicar un Evangelio que no sólo tiene el poder para a todos los que lo abrazan, sino que también tiene el poder de transformar a todos los éste haya abrazado.

EL EVANGELIO DE HOY

El evangelio de hoy puede ser fácilmente reducido a “Cinco Leyes Espirituales”.
Y son como sigue:

(1) Dios nos ama y tiene un plan maravilloso para nuestra vida.

(2) Hemos pecado y nuestro pecado nos separa de Dios.

(3) Cristo murió por nuestros pecados.

(4) Debemos hacer una oración de fe y pedir a Cristo que venda a nuestro corazón y nos salve.

(5) Si pedimos con fe, entonces podemos estar seguros que somos salvos. Si en algún momento dudamos de nuestra salvación, entonces simplemente debemos recordar el tiempo en el que hicimos aquella oración de fe y ver nuestra salvación como un hecho.

Antes de que sigamos adelante, debe decirse que este método de “compartir” el evangelio ha sido usado para dar a conocer a Cristo a millones de personas y ha resultado en la salvación de algunos. También debemos decir que los cristianos que realizan esta presentación del evangelio son mil veces más útiles para Dios, que el que conoce bien el evangelio, pero no tiene pasión por compartirlo. Sin embargo, esto también debe ser entendido: que no es por esa presentación del evangelio que las personas han sido salvadas, sino a pesar de esa presentación. Hay grandes defectos en la presentación del Evangelio y están deben ser corregidas si el Evangelio ha de recuperar su gloria y poder.

UN EVANGELIO CENTRADO EN EL HOMBRE

El evangelio de hoy comienza con el hombre, claramente poniéndolo en el mismo centro del universo como un ser invaluable por quien Dios vaciaría todo el cielos para obtenerlo. Esto simplemente no es verdad. Es Dios quien está en el mismo centro del universo, y sólo Él tiene valor infinito e intrínseco. Por el otro lado, el hombre es un desertor en el universo, un rebelde aborrecedor de Dios que ha declarado guerra a Su Soberano, un traidor que desea que el trono de Su Rey, una criatura que desea usurpar la gloria de Su Creador, un instrumento creado para adorar que busca ser adorado en lugar de Dios.

El Evangelio Verdadero no comienza con el valor del hombre o el maravilloso plan de Dios para el hombre. El Verdadero Evangelio comienza con una declaración del valor de Dios y Su gran interés por Su propia gloria. Alguien ha dicho correctamente que el Evangelio no comienza con las palabras “Porque de tal manera amó Dios al mundo”, sino con la declaración, “en el principioDios…”.

En lo que hemos escrito hasta ahora, no estamos intentando disminuir ni empequeñecer el amor de Dios. De hecho, decimos que el amor de Dios es tan infinito que va más allá de cualquier intento humano de definirlo y medirlo. Lo que estamos intentando hacer es poner lo primero, primero. Lo que decimos es que el hombre existe para Dios, y no Dios para el hombre. Y que el hombre no es el tesoro del universo, sino Dios. Y lo que Dios hace, no lo hace principalmente por el hombre, sino por Él mismo y por Su propia gloria y por el amor que Él tiene por Su propio nombre.

Hoy en día frecuentemente se argumenta que seria egocéntrico e incluso egoísta por parte de Dios hacer todo lo que Él hace principalmente para Él mismo y por Su propia gloria. Pero es absurdo pensar de esa manera. Como cristianos que creen la Biblia, ¿Cómo diríamos que es un hombre que le atribuye a algo más valor que a Dios o cuando un hombre relega a Dios a un segundo lugar en su vida? Le llamaríamos idolatría, ¿cierto? Pero, ¿Por qué? Porque hay una regla en Las Escrituras y en la misma gran estructura de la Creación que declara que Dios está por encima de todas las cosas y que todas las cosas existen para Él. Las Escrituras correctamente declaran:

Romanos 11:36

Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.

Dios legítimamente hace todas las cosas para Él, por Su propia gloria y por el amor que el tiene de Su Propio Nombre. Si esto fuera de otra manera, Dios fuera culpable de idolatría y el universo sería un caos. A la luz de lo que ha sido dicho, deberíamos cambiar la primera “ley espiritual” del evangelio de hoy en día: “Dios nos ama y tiene un plan maravilloso para nuestra vida”, por: “Dios es el Creador y Señor del universo y está infinitamente interesado por Su propia Gloria.

UN EVANGELIO PARA EL ENFERMO

La segunda de las “leyes espirituales” del evangelio de hoy dice que “hemos pecado y nuestro pecado nos separa de Dios”. El problema con esta ley no es que sea incorrecta, sino que no va suficientemente lejos. Nosotros no solamente hemos pecado, sino que somos pecadores. No solamente hacemos cosas incorrectas, sino que somos incorrectos. El Evangelio no es buenas noticias para el enfermo o para el que se está muriendo. El Evangelio es buena noticia para el que está muerto.

Efesios 2:1 “…cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados.”

Frecuentemente se predica que el hombre es como un enfermo en su lecho de muerte que puede hacer poco para salvarse, Dios es el doctor y el Evangelio es la medicina. Dios permanece ante el hombre enfermo con una cuchara llena de medicina y espera para dársela, pero el hombre debe dar el primer paso. Debe responder al deseo de Dios de salvarlo y esto lo hace abriendo su boca para recibir la medicina. Esto es absurdo. Las Escrituras no dicen que el hombre es pecador-enfermo sino pecador-muerto. Un hombre muerto no puede responder a ningún mensaje no importa cuan cariñoso o sincero sea, y el hombre pecaminoso no puede ni dará el primer paso de modo que Dios haga el resto. La salvación no es la decisión del hombre de aceptar la ayuda de Dios, sino el poder de Dios por el cual el pecador es resucitado y recibe gracia para arrepentirse de sus pecados y creer para que de esa manera sea salvo.
En el evangelio que predicamos, debemos no solo decir que el hombre ha pecado, sino que es pecador, muerto espiritualmente, con la buena voluntad necesaria para obedecer a Dios estando corrompida y totalmente destituido de esperanza excepto de la misericordia de Dios. Debemos enseñar que a menos que Dios obre en favor del hombre, el hombre morirá en sus pecados y pasara la eternidad bajo la retribución divina. Debemos hablar de la gran necesidad que el hombre tiene de Dios y de la urgencia de clamar al Dios de misericordia para que Él haga por ellos lo que ellos no pueden hacer.

A la luz de lo que ha sido dicho, quisiéramos cambiar la segunda “ley espiritual” de “Hemos pecado y nuestro pecado nos separa de Dios.” por “Somos pecadores, corruptos en naturaleza y acciones, estamos espiritualmente muertos, bajo la justa condenación de Dios y totalmente dependientes de Su misericordia.

UN EVANGELIO INEXPLICADO


La tercera de las “leyes espirituales” del evangelio de hoy en día es “Cristo murió por nuestros pecados”. Como en el punto anterior, este definitivamente no es incorrecto, pero es frecuentemente demasiado olvidado e inexplicado.
Cuando predicamos el evangelio, también debemos enseñar. La muerte de Cristo va a significar muy poco a los pecadores a menos que se dé una adecuada explicación de por qué y cómo Cristo murió. El hombre perdido necesita más que unos pocos clichés cristianos, él necesita conocer algo sobre Dios. Hoy en día oímos mucho de educadores seculares y sociólogos hablar sobre la “caída de América”, pero parece que este mismo mal ha arribado a la Iglesia. Así es que piensa la iglesia de hoy:

“Estamos convencidos de que la teología y la doctrina no tienen lugar en la vida cristiana y que lo realmente enseña doctrina o se refiere a la teología en nuestra predicación a los perdidos solo entorpecerá el mensaje.”

Hemos intercambiado las grandes verdades del mensaje del Evangelio por pequeñas historias, divertidas ilustraciones y nuestro testimonio personal. Por favor, no me malinterprete, no estoy en contra de nada que ayude a comunicar el Evangelio a los hombres, pero cuando los medios se convierten en el mensaje y el mensaje no es comunicado, se comete un grave error. Lo que Dios ha hecho en mi vida no es lo importante. Lo que es de suma importancia es lo que Dios ha hecho en Cristo a través de Su vida y Su muerte. Debemos dar a entender a los perdidos que lo que es de “primera importancia” es que Cristo no sólo murió por nosotros, sino que vivió una vida perfecta para nosotros, que Él llevó nuestros pecados en la Cruz y fue hecho pecado en nuestro lugar, que Él sufrió la condenación de Dios por cada ley de Dios que hemos roto, que Él murió en nuestro lugar, separado de la comunión con Dios y aplastado bajo el peso de la ira de Dios, que Su muerte pagó la deuda de nuestro pecado antes Dios y proveyó la salvación de Su Pueblo, que Su perfecta vida proveyó para nosotros un regalo de justicia por la cual podemos estar ante Dios como “verdadera justicia de Dios en Cristo”.

2 Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Otro problema asociado con nuestra superficial enseñanza de la Cruz es que no hay suficiente énfasis en la resurrección. Debemos entender que un evangelio que no ofrece salvación debido a la resurrección en sí, no es para nada un evangelio. Si Cristo no resucitó, aun estamos muertos en nuestros delitos y pecados. Cualquier hombre puede morir en un madero, pero sólo Dios puede resucitarlo. Es la resurrección que hace que la historia de la Cruz sea Evangelio (Buenas Noticias) y es la resurrección la que preserva a la historia de la Cruz de ser una tragedia de solamente otro héroe con buenas intenciones que murió para nada. Es creer en la resurrección lo que separa a los fieles de los infieles.

Cuando predicamos el evangelio, debemos proclamar con gran gozo y convicción que Uno que obtuvo perdón a través de Su muerte se levanto de la tumba y vive para siempre. ¡Nosotros vivimos, porque Él vive; podemos morir en esperanza, porque Él murió por nosotros; resucitaremos, porque Él resucito!

¡Este es el Evangelio!

UN LLAMADO NO-BÍBLICO

La cuarta de las “leyes espirituales” del evangelio de hoy es que “al escuchar el evangelio los pecadores deben hacer una oración de fe y pedir a Jesús que venga a su corazón para que los salve. Si la persona pide con fe, entonces puede estar segura de que ha sido salvada.”

El problema con esta “ley espiritual” es que, precisamente, es no bíblica. No quiero ser irrespetuoso y seguramente no quiero mostrar mi limitado conocimiento de Las Escrituras, pero no puedo encontrar en Las Escrituras donde alguien guió a una persona en oración para aceptar a Jesús.

Romanos 10:9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

Muchas veces Romanos 10:9-10 es usado para defender este camino hacia la salvación, pero esto no es una referencia de guiar a alguien en la oración del pecador, sino una referencia de simplemente depositar la fe en Jesús. Otras veces, es usado Apocalipsis 3:20 para defender este modo de invitar a Cristo al corazón:

Apocalipsis 3:20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

Pero este pasaje no está ni cerca de referirse a Cristo estando a la puerta del corazón del pecador esperando ser invitado por él para que Cristo entre. Es una referencia de Cristo estando a la puerta de la Iglesia de la cual ha sido sacado a causa su orgullo, autosuficiencia e independencia. Después de compartir el Evangelio con un perdido, ¿debemos decirle que hacer?

Debemos simplemente hacer lo que hizo Jesús y lo que los profetas hicieron, y lo que hicieron los apóstoles que lo siguieron. Debemos amorosamente decirles, aun rogando, que se arrepientan y crean al Evangelio. Las Escrituras están llenas de estas invitaciones:
Marcos 1:15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.

Hechos 17:30 Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;

Hechos 17:31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.

Hechos 20:21 testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.

Hechos 26:20 sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.

Como podemos ver claramente, hay dos temas en común a través de las invitaciones del Evangelio en Las Escrituras: arrepentimiento y fe. No estamos llamados a llamar a los hombres a que hagan una oración en la cual simplemente pidan que Jesús entre en sus corazones, estamos llamados a llamar a los hombres a que se arrepientan de sus pecados y crean en el Evangelio.

Hoy en día en la mayoría de las Iglesias Evangélicas de América, los hombres y mujeres perdidos, los niños y niñas son llamados a hacer una oración si quieren ir al cielo, cuando deberían ser llamados a que se arrepientan y confíen en Cristo como su Señor y Salvador. No es la oración la que salva, sino el sentimiento de arrepentimiento y la fe sincera. ¿Cuantos en el día de hoy no han sido guiados en la oración del pecador y se ha pronunciado salvación sobre ellos al momento de decir “amen”, y sin embargo que no se han arrepentido, ni creído, y sus vidas nunca han cambiado?

No sólo se les da una falsa seguridad, sino que la misma falsa seguridad los hace endurecerse a las verdaderas demandas del Evangelio. Ellos se apoyan en su oración como si esta fuera una formula mágica que les dará la entrada en el Reino de los cielos, y cierran sus oídos a la predicación del verdadero evangelio.

Las Escrituras declaran bastante claro que hay dos requerimientos para ser salvos que son el arrepentimiento y la fe, pero ¿que son estas cosas?

En Las Escrituras, el arrepentimiento involucra las emociones y la voluntad. El arrepentimiento involucra las emociones en la cual se sentimos pesar por nuestro pecado. Esto puede ser visto en las palabras de Pablo a la iglesia de los corintios:

2 Corintios 7:9 Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte.

2 Corintios 7:10 Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte

El verdadero arrepentimiento que lleva a la salvación involucra las emociones en las cuales hay culpa en el corazón del pecador por hacer algo que rompió la Ley divina, ofendió a Dios y está en peligro de la ira eterna. Esta culpa es tan genuina y tan profunda que toca la voluntad del pecado y lo compele a cambiar de la incredulidad a la fe, de la apatía al interés, del odio hacia Dios al amor a
Dios, de la idolatría a la alabanza, de la rebelión a la sumisión voluntaria, de la desobediencia a la obediencia.

El arrepentimiento es una cosa poderosa que va más allá de la capacidad del hombre. De hecho, el arrepentimiento causa un cambio tal en el pecador que esto solo puede ser atribuido a la gracia de Dios obrando en la conversión. En Ezequiel 36:26-27, Dios describió el arrepentimiento de la siguiente manera:

Ezequiel 36:26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Ezequiel 36:27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.

Después de leer este texto, ¿hay alguna duda de que el arrepentimiento que guía a la salvación involucra un cambio radical que es desde el comienzo y hasta el final una obra de Dios, y que sin dicho arrepentimiento no hay salvación?

El verdadero arrepentimiento es una obra de Dios y este va siempre acompañado de fe en las promesas de Dios. Sin embargo, en la salvación el hombre no solo se arrepiente, sino que también cree. La verdadera fe no es tan complicada como algunas veces hacemos que esta sea. La fe es simplemente creer que algo es así, porque Dios ha declarado que es así. Este es el significado de Hebreos 11:1,

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

El hombre que ha creído para salvación es el que espera la salvación y la considera como un hecho, aunque no pueda verla. O, para usar el ejemplo de
Abraham en Romanos 4:21, la fe es estar completamente persuadido de que
Dios tiene el poder sobre la salvación que Él ha prometido a través de Su Hijo unigénito.

Romanos 4:21 plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido;

Mi querido amigo cristiano, muchas han sido salvos mientras oraban la oración del pecador, pero no por causa de sus palabras o la petición, sino por causa de Dios dar el arrepentimiento y fe, las cuales fueron puestas en nuestros corazones como un resultado de la conversión. De la misma manera, muchos han sido guiados a una falsa seguridad de salvación porque dijeron las palabras correctas, pero la conversión así como el arrepentimiento y la fe que florecen por este, estaban ausentes. A la luz de lo que ha sido dicho, quisiéramos cambiar la cuarta ley espiritual de “invitar a los pecadores a realizar la oración del pecador” a “rogarles que se arrepientan de sus pecados y se vuelvan a Dios a través de la fe en Cristo”.

UNA FALSA SEGURIDAD

La quinta y ultima “ley espiritual” del evangelio de hoy toca el tema de lo que es comúnmente llamado seguridad eterna. La ley es algo así:
“Si alguien que ha repetido la oración del pecador alguna vez duda de su salvación, entonces debe simplemente volver al tiempo en que hizo la oración y afirmar que su salvación es un hecho.”

Algunas veces al nuevo converso se le dice que debe escribir el día de su conversión en la tapa de su Biblia de modo que si alguna duda lo asaltase, el pueda asegurarse, al abrir su Biblia y mirar la fecha de su conversión, que ésta se realizó. Esto es absurdo y no-bíblico. De hecho, es una peligrosa herejía que ha llevado a muchos al camino de destrucción. La seguridad de salvación no viene de recordar el día en que hicimos una oración, sino de una adecuada evaluación de la vida de nuestra vida a la luz de Las Escrituras para ver si hay existencia de evidencia bíblica de salvación.
Cuando Pablo trató con la posibilidad de inconversos entre los Corintios, él no les dijo que recordaran el día en que hicieron “su oración” y tomaran la fecha de su conversión en las tapas de sus bíblicas; sino que les dijo que miraran sus vidas en el tiempo presente:

2 Corintios 13:5 Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?

Para encontrar seguridad, no estamos llamados a ver una fecha en el pasado, sino ver nuestras vidas en el presente. Debemos cuestionarnos a nosotros mismos y a nuestra profesión de fe. En las palabras de Juan el Bautista, ¿estamos dando frutos dignos de arrepentimiento?

Mateo 3:8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento,
En las palabras de Pablo, ¿estamos probando nuestro arrepentimiento por nuestras obras?

Hechos 26:20 sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.
O, en las palabras de Santiago, ¿es nuestra fe muerta porque no está acompañada de obras?

Santiago 2:17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. En las palabras de Pedro, ¿es nuestro conocimiento de Dios ineficaz e infructuoso?
2Pe 1:8 Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.

A la luz de lo que ha sido dicho, deberíamos cambiar la quinta “ley espiritual” de “decirle a aquellos que dudan de su salvación que miren al día en que hicieron una oración” a “decirles que miren su vida presente a la luz de las Escrituras. Si no ha habido cambio, ni conformidad de sus vidas a las Escrituras, ni genuino celo o amor por Dios, entonces no pueden estar seguros de haber sido salvados.”

LAS CINCO LEYES ESPIRITUALES REFORMADAS

Para concluir este breve articulo del evangelio y de su predicación a los perdidos, presentaremos las cinco leyes espirituales como son comúnmente compartidas y como las hemos reformado.


(1) Dios te ama y tiene un plan maravilloso para tu vida.

Dios es el Creador y Señor del Universo y está infinita infinitamente preocupado por Su Gloria.

(2) Hemos pecado y nuestro pecado nos separa de Dios.

Todos los hombres son pecadores, depravados en su naturaleza y obras, espiritualmente muertos, bajo la justa condenación de Dios y totalmente dependientes de Su misericordia
.
(3) Cristo murió por nuestros pecados.

Cristo vivió una vida perfecta para nosotros, llevo nuestros pecados en la Cruz, y sufrió la condenación de Dios por cada Ley de Dios que hemos roto. Él murió en nuestro lugar, separado de la comunión con Dios y aplastado bajo el peso de la ira de Dios. Su terrible muerte pago la deuda de nuestro pecado y proveyó la base de nuestra salvación. Su resurrección y perfecta vida nos proveyó un regalo de justicia por el cual podemos están ante Dios como verdadera justicia de Dios en Cristo.

(4) Debemos hacer una oración de fe y pedir a Cristo que venda a nuestro corazón y nos salve.

El hombre se debe arrepentir y creer en el Evangelio. El arrepentimiento es una tristeza genuina por el pecado y un temor del juicio que resulta en un volverse del pecador y acercarse a Dios. La fe es la confianza sencilla de que Dios tiene el poder y la buena voluntad de darnos la salvación que el ha prometido a través de Su Hijo unigénito.

(5) Si hicimos la oración con fe, entonces podemos estar seguros que somos salvos. Si dudamos de nuestra salvación, entonces simplemente debemos recordar el tiempo en el que hicimos aquella oración de fe y ver la salvación como un hecho.

Si una persona duda de su salvación, debe examinar su vida a la luz de las Escrituras. Si no ha habido cambio ni conformidad en su vida a las Escrituras ni genuino celo o amor por Dios, entonces la persona no puede estar segura de que ha sido salvada.

Kirk Cameron le hace la guerra a Darwin

Kirk Cameron le hace la guerra a Darwin y a “El Origen de las Especies”.

Si quieres saber más detalles,[por supuesto, el video esta mediatizado por CNN]. En este otro sitio pueden conocer más detalles

http://www.cnn.com/video/?/video/spanish/2009/11/24/WEBdarwin.cnn

Proxima Reunion

Hola, nuestra proxima reunion es la semana proxima por skype, recuerden. Para los temas les solicito comunicarse con Gustavo Alvarez, Octavio Cañas o con Edgar.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Charo Washer,La belleza de la modestia

Hola! Espero estén escudriñando las Escrituras y regocijandose en el Señor Jesucristo que es nuestra esperanza de gloria.

Aprovecho para recomendarles este blog: La seducción de la cristiandad y les dejo un articulo que encontré allí, el Señor les Bendiga.

Este es un sencillo artículo de la esposa de Paul Washer,que entregó su vida a Cristo en el año 2004,hay un vídeo de ella hablando de su conversión en you tube,lástima que está en inglés y no entiendo mucho.Respecto de este artículo,es un gozo ver cómo Charo habla con tanta claridad y sencillez el evangelio,sobre el papel de las mujeres creyentes hoy.
Esto es lo que Dios quiere,antagónico totalmente con las falsedades que predica la afamada Alejandra Stamateas, quién está haciendo un daño terrible con sus falacias sobre amarte a ti misma,sobre el no vivir "colgada" de un hombre y disfrutar del cielo aquí en la tierra.Mujeres de hoy, abrid los ojos y entended la voluntad del Señor,revelada en su palabra,para vosotras.

LA BELLEZA DE LA MODESTIA por Charo Washer

La belleza ha sido y será un tema de gran importancia para la humanidad –especialmente para aquellas del género femenino. Cada día hacemos un esfuerzo y gastamos gran cantidad de tiempo y dinero para hacernos a nosotras, a nuestras casas, carros y otros accesorios de nuestras vidas, tan bellos y atractivos como sea posible. No hay, por supuesto, nada de malo con querer ser bella y aun debemos ser cuidadosas en aprender lo que es precisamente belleza. Lo crean o no, las Escrituras tienen mucho que decir sobre la belleza, su fuente y como ésta se refleja en la vida y persona de una mujer cristiana. En este pequeño estudio vamos a centrar nuestra atención en sólo dos versículos del tercer capítulo de 1 de Pedro.

En el versículo 3, Dios hace el quizás la más profunda declaración sobre la genuina belleza centrada en Dios.

VUESTRO ATAVÍO NO SEA EL EXTERNO,… (1 Pedro 3:3)

Esto no significa que debamos lucir lo peor posible para que esa manera la belleza de Dios pueda brillar, o que todo lo concerniente a la belleza es vanidad. Dios simplemente está diciendo que la Belleza no viene de afuera. De hecho, los adornos externos son mas un estorbo para la verdadera Belleza que una ayuda. ¡Estamos tan preocupadas por nuestra ropa, cabello, maquillaje y accesorios! Sin embargo, esas cosas no guían más a una vida espiritual que a una atracción sensual de la carne. ¿Cuan frecuentemente nos vestimos para atraer las miradas? ¿No entendemos que “los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”? (1 Juan 2:16) Y si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. (1 Juan 2:16, 15). Debemos dejar de llamar la atención sobre nosotras mismas y buscar irradiar una Belleza tal que dirija todos los ojos hacia Dios.

Nuestro atavío no debe ser el externo, sino

…SINO EL INTERIOR, EL DEL CORAZÓN, EN EL INCORRUPTIBLE ORNATO DE UN ESPÍRITU AFABLE Y APACIBLE, QUE ES DE GRANDE ESTIMA DELANTE DE DIOS. (1 Pedro 3:3)

El “ser interior” es esa parte de nosotros que no podemos “ocultar” mágicamente con el ultimo encubridor de manchas de Cover Gils´s. Es esa parte de nosotros sobre la que Dios esta verdaderamente interesado. Como le dijo Dios a Samuel años atrás,

“…Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.” (1 Samuel 16:7)

Si de verdad queremos ser hermosas (¡y lo somos!), nos debemos preocupar por nuestra condición espiritual. Estar envuelta en un vestido delicado no es tan importante como estar cubierta con un delicado y apacible espíritu. Estar vestida con la última moda no es comparable con ser llenas del Espíritu Santo y estar vestidas del Señor Jesucristo.

…antes bien sed llenos del Espíritu, (Efesios 5:18)…sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne. (Romanos 13:14)

Llevar puestas joyas de oro cuesta menos que llevar joyas de virtud.

¿Estamos nosotras trabajando activamente con miras hacia la Belleza y virtud espiritual o vamos en miras de lo carnal, sensual, demoniaco y mundano? ¿Hemos olvidado la opinión de Dios? ¿Hemos considéralo lo que es “de gran valor para a Sus ojos”? Antes de que vayamos corriendo hacia la nueva tienda para comprar la moda más reciente, tenemos que poner delante de nosotros al Asesor de la Verdadera Belleza y examinarnos en Su espejo (Las Escrituras). No importa cuan “a la moda” estén nuestros atavíos externos, estos no maquillarán ni ocultarán la mancha de los defectos de una vida no controlada por el Espíritu Santo ni ocultarán nuestra falta de virtud y piedad femenina. Recuerda sabiduría de Proverbios:

Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo Es la mujer hermosa y apartada de razón. (Proverbios 11:22)

¿Está tu modestia en la luz de la Palabra de Dios o en las tinieblas de esta torcida y perversa generación? ¿Es tu ropa un reflejo de tu rostro y de la gloria de Dios brillando sobre éste? ¿O es tu ropa un retrato de tu cuerpo? Si tu cuerpo atrae las miradas (por causa de la ropa que llevas puesta) estás siendo una piedra de tropiezo y un mal testimonio de Cristo. ¡Te debes arrepentir!

Haz un examen concienzudo a tu closet. ¿Se conforma tu closet a la voluntad de Dios o a la voluntad de la carne y del mundo obsesionado con lo sensual?

…en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, Entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. (Efesios 2:2-3)

Tu cuerpo es el templo del Espíritu Santo, pertenece a Dios y algún día pertenecerá a tu esposo (si no estás casada aun). Como mujeres, cualquier adorno que llevemos no debe desviar la atención de las personas de lo que es más importante de nosotros: Cristo y lo que Él ha hecho.

Quiera Dios que las generaciones por venir den testimonio sobre la belleza de Dios en nuestras vidas, sobre nuestros rostros radiantes, y sobre la fortaleza, dignidad y virtud con la cual vestimos.

Cuando Dios abandona una nación

Muchas veces perdemos de vista que Dios es soberano incluso sobre las naciones, y que Él es quien dirige el devenir de la historia. Es Él quien establece a las autoridades de cada nación, y Él quien dirige las guerras levantando y derrocando reyes:

"Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.
De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos" Ro. 13:1-2.

"Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia y pondré mi espada en su mano; y quebraré los brazos de Faraón, que delante de él gemirá con gemidos de un mal herido" Ez. 30:24.


Ahora, alguien podría decir: "Espera un minuto, actualmente estamos en democracia y nosotros somos los que elegimos", pero esto no es efectivo. Dios puede poner en nosotros el hacer lo que Él quiere:

"porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso..." Ap. 17:17.


Es hora de que aprendamos que Dios es soberano. Pero, ¿A qué voy con todo esto? Lo que trato de decir es que Dios no ejecuta su voluntad sólo en individuos, sino que también en naciones completas. Todo está bajo su voluntad. Aunque Jacob y Esaú eran sólo individuos, el Señor había determinado que de ellos surgieran dos naciones, a saber, Israel y Edom, trazando dos destinos distintos para cada una: "Y amé a Jacob, y a Esaú aborrecí" (Mal. 2-3).

Por eso mismo, cuando una nación es necia y persiste en la exaltación del pecado y el aborrecimiento de Dios, este último puede abandonar a esa nación.

"Entonces me dijo: La iniquidad de la casa de Israel y de Judá es grande en extremo, la tierra está llena de sangre, y la ciudad está llena de perversión; porque dicen: "El SEÑOR ha abandonado la tierra, el SEÑOR nada ve."
Mas en cuanto a mí, tampoco mi ojo tendrá piedad, ni yo perdonaré, sino que haré recaer su conducta sobre sus cabezas" Ez. 9:9-10.


Es más, cuando Dios abandona una nación aquellos que están encargados de guiar al pueblo ya no tienen respuestas:

"y buscarán respuesta del profeta, mas la ley se alejará del sacerdote, y de los ancianos el consejo" Ez. 7:26.


Incluso se habla de que hay pecados que contaminan la tierra, pero que extrañamente en la actualidad son objeto de respeto y tolerancia (trata la homosexualidad y el bestialismo, ver pasaje en su contexto):

"No os contaminéis con ninguna de estas cosas, porque por todas estas cosas se han contaminado las naciones que voy a echar de delante de vosotros.
Porque esta tierra se ha corrompido, por tanto, he castigado su iniquidad sobre ella, y la tierra ha vomitado a sus moradores" Lv. 18:24-25.


Por tanto, es preciso predicar a nuestra nación que se arrepienta de sus pecados, en vez de exaltar al hombre y su autoestima con predicaciones insípidas y simplonas. Debemos tener certeza de que Dios puede esconder su rostro de una nación, y cuando eso ocurre solo desgracia y desastres habrá por delante. Basta leer la historia de Israel para percatarse de esto.

Que Dios tenga misericordia de todos nosotros, y su gracia nos preserve de toda mala obra hasta su venida. Amén.

John McArthur: ¿Nos ha abandonado Dios?

Ahora voy a decirte algo, Tendrás que ajustarte en tu asiento un poco.
Estoy convencido fuera de duda que en Este mismo sentido, Dios abandonó a América. No puedes siquiera contar cuantos millones de web sitios pornográficos existen.

Cuando una sociedad es abandonada por Dios, ella funciona fuera de su propia pasión por perversión sexual sin cohibición. La primera cosa que buscas en una sociedad que estas intentando discernir si Dios abandonó esa sociedad es, si esta sociedad o no pasó por una revolución sexual de tal forma que el sexo ilícito, adulterio, cada forma de inmoralidad es acepta como normal en esa sociedad. Y nosotros estamos allá. Sabes que una sociedad fue abandonada por Dios cuando ella celebra el lesbianismo. Entonces seguís una revolución sexual con la revolución homosexual, y entonces la homosexualidad pasa a ser normalizada.

Y miras para este mundo y dices, inmoralidad sexual desenfrenada, fuera de control, destruyendo personas, queriendo o no, aun mismo en la iglesia, aun mismo en el liderazgo de la iglesia. Homosexualidad, la misma cosa, desenfrenada, fuera de control, exigiendo ser acepta como normal y la sociedad apurándose para confirmar esa aceptación. ¿No hay nadie en el sistema que se pararía y llamaría a esto por lo que realmente es: un desastre moral masivo? No no 1 Corintios capitulo 1 dice, hombre por la sabiduría no conoció a Dios.

(I Corintios 1:21) Sabiduría humana de por sí solamente no llega allá. Entonces le sumas que el dios de este mundo ha cegado a sus mentes, aquellos que no creen, y ustedes adquirieron una ceguera colectiva. Y entonces le sumas el hecho que ellos están ciegos por la virtud barrida, elementos dominantes de sus culturas y simplemente no vas a tener a nadie uniendo fuerzas alrededor de eso. Aunque ellos hayan conocido a Dios, eso es humanidad, eso es sociedad en cualquier periodo de tiempo dado por el diseño creativo de Dios teniendo el conocimiento de ley moral y razón que los lleva a un legislador moral, un juez y un Creador. Aunque ellos sepan de eso innatamente, ellos no Le honran como Dios, o dan gracias, pero en vez de hacer lo que era lógico y moral, ellos se convierten vacios en sus especulaciones, y sus necios corazones fueron oscurecidos. Y el punto principal es que a ellos no le gustan del Dios a que sus razones les lleva, y a ellos no le gusta el Dios a que sus sentidos innatos de lo correcto y lo erróneo los lleva, entonces ellos le abandonan a ese Dios y las luces se apagan. Vuelves a Dios, la primera causa masiva de todo. Entonces eso está en el tejido del ser humano.

Y sabes, tienes que trabajar duro por un par de centenas de años para convencerle a una sociedad entera de que eso es un absurdo y aunque eso no haga sentido, funciona en una cultura totalmente inmoral porque si no hay Creador, no hay juez. Dios quiere solamente una cosa de esta nación: escuchen y crean en este libro. Aquí esta solamente una solución y esa es la verdad, la verdad por la cual Dios salva, por la cual Dios santifica, y si esta nación responder y escuchar Su verdad, Dios abrirá los portones rebosantes. Nosotros podremos ser la mayor historia de recuperación en la Historia. Pero no hay otra forma.